"No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva" Benedicto XVI

bautismo adulto

Cada vez son más las personas adultas que desean recibir el Bautismo.

Esta situación se planteó desde los inicios del anuncio del Evangelio. Los primeros oyentes de la Buena Noticia dijeron a los apóstoles:












"¿Qué hemos de hacer". Pedro les contestó: "Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo para la remisión de los pecados" (Hechos 2, 37-38).

Por ello, la parroquia ha instaurado el Catecumenado para el Bautismo de Adultos, como un proceso gradual en el que la persona adulta descubre lo que significa hacerse cristiano, siguiendo las etapas y los ritos establecidos por la Iglesia desde sus orígenes, en los que se expresa la conversión progresiva hasta llegar a la vida nueva del Bautismo.

Etapas

En una primera entrevista, con un sacerdote, se valora la situación personal del interesado y se le propone el itinerario más adecuado y las personas que le acompañarán (garantes y padrinos).

El Precatecumenado

Tras dicha entrevista, reciben un primer anuncio de la fe cristiana.

El Catecumenado

La Iglesia lo concibe como un tiempo "prolongado" de maduración en la fe, a la luz de los cuatro pilares de la vida cristiana: el Credo, los Sacramentos, los Mandamientos y la Oración.

Además, los catecúmenos comienzan a participar en la vida de la comunidad cristiana, en especial en la celebración del Domingo.

Su duración en ningún caso será de menos de un año.

La Celebración de los Sacramentos de la Iniciación

Se realiza, a ser posible, en la Vigilia Pascual, presidida por el obispo, en la que los catecúmenos reciben a la vez los tres sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía.

A continuación viven el Tiempo de la "Mistagogia", que se desarrolla durante la Pascua, con la finalidad de progresar en una percepción más profunda de la nueva vida de cristianos.