¡La voz de mi amado!
Miren como ya viene saltando por los montes,
Brincando por los cerros, mi amado, como una gacela o un cabrito.
Ahora se detiene detrás de nuestra cerca, y se pone a mirar por las ventanas, a espiar por las
rejas.
Mi amado empieza a hablar y me dice: levántate, compañera mía, hermosa mía, y ven por acá.
Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas en apartados riscos, muéstrame tu
rostro,
Déjame oír tu voz, porque tu voz es dulce y amoroso tu semblante.
Mi amado es para mí, y yo para mi amado.
Grábame como un tatuaje sobre tu corazón, como un tatuaje en tu brazo.
Porque es fuerte el amor como la muerte, y la pasión, tenaz como el infierno.
Sus flechas con dardos de fuego, como llana divina.
No apagaran el amor ni lo ahogaran océanos ni ríos.
Palabra de Dios.