De la misma manera, que las mujeres obedezcan a sus maridos y, con eso, seguramente
ganaran a aquellos que se resiste a la predicación.
Al verlas castas y serias en su conducta, esa misma conducta hará las veces de predicación. No se preocupen tanto por lucir peinados rebuscados, collares de oro y vestidos lujosos, todas cosas exteriores.
Sino que más bien irradie de lo íntimo del corazón la belleza que no
Se pierde, es decir, un espíritu suave y tranquilo. Eso sí que es muy precioso ante Dios.
De ese modo se adornaban en otros tiempos las santas mujeres que esperaban en Dios;
Y estaban sometidas a sus maridos.
Así obedecía Sara a Abraham, al que llamaba su señor. Ustedes serán hijas de Sara si obran bien y no tienen miedo a nada.
Que los maridos, a su vez, lleven la vida común con tino, sabiendo que la mujer es un ser más delicado.
Asimismo, que les tengan consideración, pues han de compartir juntos el don de Dios que lleva a la vida. Hagan esto y Dios no demorara en escuchar lo que le pidan.
Finalmente, tengan todos un mismo sentir; compartan las preocupaciones de los demás con Amor fraternal, sean compasivos y humildes. No devuelvan mal por mal, ni contesten el insulto con el insulto. Al contrario, bendigan, ya que fueron llamados a bendecir y alcanzar ustedes mismos por ese medio las bendiciones de Dios.
Palabra de Dios.