Una vez lavados y purificados, se sentaron a la mesa. Tobías dijo a Rafael: “Hermano Azarías,
dile a Ragüel que me dé por esposa a mi prima Sara”.
Ragüel, que oyó esto, dijo al joven: “Come y bebe tranquilo, porque eres el único que tiene
derecho a casarse con mi hija: no puedo darla a otro sino a ti, ya que eres mi pariente más
cercano.
Ahora debo decirte la verdad…” Tobías respondió: No comeré ni beberé hasta que decidas
acerca de lo que te he pedido”.
Y Ragüel dijo: Recibe a tu hermana conforme lo escrito en la Ley. Desde ahora, tu eres su
hermano y ella tu hermana; te la entrego para siempre. Que el Señor del Cielo este con ustedes
esta noche; que les tenga compasión y los salve”.
Luego Ragüel llamó a su hija Sara que se acercó. Le tomo la mano y la puso en manos de Tobías,
diciendo: “Recíbela conforme a la Ley, de acuerdo con las disposiciones del Libro de Moisés que
hace de ella tú esposa. Llévala a la casa de tu padre. El Dios del Cielo los guie por los caminos de
la paz”.
Luego dijo a la madre que trajera una hoja de papiro; en ella escribió el contrato matrimonial, y
lo firmaron.
Terminando esto, se pusieron a comer y beber.
Palabra de Dios.